02-28-23 Day 6 Tuesday

Our Lenten Journey / Caminar en Cuaresma

versión en español

Tuesday – February 28, 2023 – Day 6

Praying the Our Father

Your Father knows what you need before you ask him. This is how you are to pray: Our Father who art in heaven. Mt 6:8-9

Recall that Jesus used to go off by Himself at times and spend the whole night in prayer. Thus, it’s clear that Jesus is in favor of long and sincere times of prayer, since He gave us His own example as a lesson. But there is clearly a difference between that which our Lord did all night and that which He criticized the pagans for doing when they “babble” with many words. After this criticism of the prayer of the pagans, Jesus gives us the “Our Father” prayer as a model for our personal prayer.

The Our Father prayer begins by addressing God in a deeply personal way. That is, God is not just an all-powerful cosmic being. He is personal, familial—He is our Father. Jesus continues the prayer by instructing us to honor our Father by proclaiming His holiness. God and God alone is the Holy One from which all holiness of life derives. As we acknowledge the holiness of the Father, we must also acknowledge His kingdom and His will. This is accomplished only when His perfect will is done “on earth as it is in Heaven.” This perfect prayer concludes by acknowledging that God is the source of all of our daily needs, including the forgiveness of our sins and protection from all evil.

Upon the completion of this prayer of perfection, Jesus provides a context in which this and every prayer must be prayed. He says, “If you forgive men their transgressions, your heavenly Father will forgive you. But if you do not forgive men, neither will your Father forgive your transgressions.” Prayer will only be effective if we allow it to change us and make us more like the Father in Heaven. Therefore, if we want our prayer of forgiveness to be effective, then we must live what we pray for. We must also forgive others so that God will forgive us.

Reflect, today, upon this perfect prayer, the Our Father. One temptation is that we can become so familiar with this prayer that we gloss over its true meaning. If that happens, then we will find that we are praying it more like the pagans who simply babble the words. But if we humbly and sincerely understand and mean every word, then we can be certain that our prayer will become more like that of our Lord’s. Saint Ignatius of Loyola recommends pondering every word of that prayer very slowly, one word at a time. Try to pray this way, today, and allow the Our Father to move from babbling to authentic communication with the Father in Heaven.

When I pray the “Our Father” am I “babbling” or do I mean every word?

Let us pray:
Our Father, Who art in heaven, Hallowed be Thy Name. Thy Kingdom come. Thy Will be done, on earth as it is in Heaven. Give us this day our daily bread. And forgive us our trespasses, as we forgive those who trespass against us. And lead us not into temptation, but deliver us from evil. Amen.

Source: mycatholic.life

USCCB Daily Readings: bible.usccb.org/bible/readings/022823.cfm

Martes – 28 de febrero – Día 6

English version

Rezando el Padre Nuestro

Porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren así: Padre nuestro, que estás en el cielo. Mt 6:8-9

Recuérdese que Jesús a veces se iba solo y pasaba toda la noche en oración. Por lo tanto, es claro que Jesús es partidario de largos y sinceros tiempos de oración, ya que nos dio su propio ejemplo como lección. Pero claramente hay una diferencia entre lo que nuestro Señor hizo toda la noche y lo que Él criticó a los paganos por hacer cuando “balbucean” con muchas palabras. Después de esta crítica a la oración de los paganos, Jesús nos da la oración del “Padre Nuestro” como modelo para nuestra oración personal.

La oración del Padre Nuestro comienza dirigiéndose a Dios de una manera profundamente personal. Es decir, Dios no es solo un ser cósmico todopoderoso. Él es personal, familiar, Él es nuestro Padre. Jesús continúa la oración instruyéndonos a honrar a nuestro Padre proclamando Su santidad. Dios y sólo Dios es el Santo del que deriva toda la santidad de la vida. Al reconocer la santidad del Padre, también debemos reconocer Su reino y Su voluntad. Esto se logra solo cuando Su perfecta voluntad se hace “en la tierra como en el Cielo”. Esta oración perfecta concluye reconociendo que Dios es la fuente de todas nuestras necesidades diarias, incluido el perdón de nuestros pecados y la protección de todo mal.

Al completar esta oración de perfección, Jesús proporciona un contexto en el cual esta y todas las oraciones deben ser rezadas. Él dice: “Si perdonáis a los hombres sus transgresiones, vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras transgresiones”. La oración solo será efectiva si permitimos que nos cambie y nos haga más como el Padre Celestial. Por tanto, si queremos que nuestra oración de perdón sea eficaz, entonces debemos vivir aquello por lo que oramos. También debemos perdonar a los demás para que Dios nos perdone.

Reflexionad hoy sobre esta oración perfecta, el Padre Nuestro. Una tentación es que podemos familiarizarnos tanto con esta oración que pasamos por alto su verdadero significado. Si eso sucede, entonces encontraremos que lo estamos orando más como los paganos que simplemente balbucean las palabras. Pero si con humildad y sinceridad entendemos y queremos decir cada palabra, entonces podemos estar seguros de que nuestra oración se parecerá más a la de nuestro Señor. San Ignacio de Loyola recomienda meditar cada palabra de esa oración muy lentamente, una palabra a la vez. Intenta rezar así, hoy, y deja que el Padrenuestro pase del balbuceo a la auténtica comunicación con el Padre del Cielo.

Cuando rezo el “Padre Nuestro”, ¿estoy “balbuceando” o me refiero a cada palabra?

Oremos:
Padre nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.

Lecturas de Hoy: bible.usccb.org/es/bible/lecturas/022823.cfm